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jueves, 16 de octubre de 2008

Un EsCrItO rEGalAdO...



Mi ánimo está tan convulso que siento la necesidad de pintar un cuadro. Un cuadro de palabras, de pensamientos efímeros de esos que vienen a la mente tan inconscientemente que enseguida se olvidan. Un cuadro que luego pueda leer y me de una perspectiva global de mis ideas, las cuales, como colores y formas se entrelazarán en un baile más o menos ordenado.

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Ha oscurecido. La frecuencia de las olas de este mar que acompaña a mis devaneos disminuye al ritmo en que los rayos del sol de este difícil otoño se apagan y mi mente se relaja y comienza a dejar de emitir aquellos zumbidos de reproche.
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Gracias Alvaro.

El último vestigio de la pasion que te espera (escrito por David)

Entre la aurora de mis sueños siempre te busqué y jamás perdí la esperanza de encontrarte un día.

¿Dónde te escondiste tantos años, princesa mía, dónde? Tantas noches te lloré a la luz de la luna, a la luz de una lámpara que me acompañaba en mis letras;

Letras para ti, por ti, letras vacías que sólo se mantenían vivas con la ilusión de encontrarte un día.

La luz incandescente de tus ojos brillantes, de tu mirada dulce, que cruzaba la mirada de mis ojos llorosos en mis noches de soledad.

La belleza desconocida de tu rostro, que me hacía confundirte una y otra vez con mujeres que por mi vida pasaban robándome una parte de mi alma.

Tus manos suaves, que me acariciaban en forma de brisa todas las noches que me acercaba al mar del llanto a buscarte, tantas mañanas, tantas tardes, tantas horas del día, tantos días distintos, durante tantos años...tanto te busqué y jamás aparecías.

Qué detalle tan precioso el de identificarte con la luna. Yo, desde mi locura, siempre mantuve que ella me llevaría hasta ti. Si la luna estaba llena, yo estaba contento. Si no la veía, era un día vacío para mí. Porque no estabas tú.



Recibiste alguna vez el mensaje en la botella que te entregué, lanzándotelo al mar? Y la carta que tiré a la cascada del Forau d’Aigualluts, en el Valle de Benasque hace cinco años. Mi primer mensaje fue intenso, recuerdo. El segundo fue sencillo: “Ven a mi”. Simplemente. Tantos años buscándote entre las almas perdidas y al final me doy cuenta de que el único perdido era yo.

Toda la vida adaptándome, toda la vida intentando amoldarme a las personas que de alguna forma yo quería que fueran tú. ¿Por qué? Era la impaciencia de encontrarte ya, o era la pasión que me quemaba dentro y que nunca podía compartir como lo hacía contigo, soñando contigo, viviendo sin ti.

Cuántas noches...cuántas veces he llorado como lo estoy haciendo ahora. Qué brutal diferencia encuentro entre el llanto de tristeza, desesperanza y desesperación, en comparación con la ilusión que volvías a brindarme cada vez que creía conocerte al fin, princesa. Qué bonito llorar así. Llorar de felicidad. Qué iluso a mi vez.



¿Dónde estás?

Ven a mí. ¡Ven a mí! Te necesito aquí...no puedo contener más la pasión que llevo dentro. Ya todo me da igual. Ya nada me importa más que sentir tu cuerpo.

Quiero sentir tu cuerpo con el mío bajo la cálida agua que cae de una ducha, la cascada que siempre está presente en nuestro mundo irreal cuando te pienso y deseo; y te lloro porque aún no me vienes a buscar. Es una fantasía tan especial para mí, aún por descubrir...

Quiero sentir tus manos como acarician las mías, cómo suben por mi espalda hasta mi nuca, suaves, calientes, sentir cómo me abrazas y me haces tuyo.

Quiero sentir como tus labios recorren mi cuello como si fuera la primera vez que lo conocen, con la curiosidad de un niño; con la suavidad de una dulce rosa.

Quiero que me muerdas, que me abraces, que me toques, que me beses y que recorras mi cuerpo con tus manos, con tu boca, tu olor. Tu lengua. Con todo tu cuerpo. Quiero beber de tu boca, de tu sudor, recorrer cada centímetro de tu piel con un dedo, con dos, con tres, con dos manos, con una, tocarte sin tocarte, con mi boca que toda tuya es también. Como lo es todo mi cuerpo cuando contigo fantaseo en mi cama, en mi ducha, en mi mar, en mi mente, aquí, con mis palabras. ¿Quieres mi pasión? Soy tuyo.

Quiero que me hagas el amor como si fuera la última vez, como si mañana fuéramos a morir. Y quizá fuera así, porque contigo siento que mis ilusiones se renovarían cada día, dias llenos de fuerza, de sonrisas constantes, de abrazos; muchos abrazos.

Te quiero aquí. Ya.

Quiero enloquecer contigo. Quiero que me aprietes contra tu cuerpo, que me muerdas, que me ates, pero que también me beses dulcemente, que me mires, me sonrías y me vuelvas loco. Pero prepárate. Quiero arrancar, robarte la pasión de la mano de mi alma.




Quiero acariciarte lentamente, desde tu pelo hasta tus pies; Desde las comisuras de tus labios, hasta la rosa de tu cuello. Qué olor, qué tacto.

Quiero sentirte tan cerca que puedas escuchar como el latido de mi corazón se acelera tan sólo con olerte. Porque soy tuyo! ¿Acaso no me ves?

Quiero que juegues conmigo; quiero jugar contigo. Quiero que me hagas enloquecer; quiero llevarte a conocer juntos nuevas dimensiones del placer.

Quiero que me abraces. Mucho. Todas las veces que puedas, ABRÁZAME.

No me sueltes nunca de la mano. Quiero que siempre siempre estés a mi lado cuando te necesite.
Quiero darte todo lo que tengo y esté en mis manos porque sé que podrá hacerte feliz también, junto a tu libertad, junto a mí. Porque te lo daré con todo mi corazón, con mi pasión en cada beso, mi sinceridad en cada mirada. Mi honestidad en cada palabra. Mi sencillez en cada acto, en cada sonrisa que te regalaré.

Quiero llevarte a la luna, observarla desde la playa, desde tu ventana, desde un barco, desde la montaña, desde el agua del mar. Quiero ver la luna en tus ojos.

Quiero un alma como yo. Un alma que sienta por todas partes y que disfrute de cada abrazo, cada palabra, cada sonrisa, cada beso, cada caricia, cada espacio, cada momento como si fuera el último.

Quiero tu pasión.

Estoy aquí. ¿No me ves? Qué más necesitas, si todo te lo ofrezco. Seguiré esperándote.

Siempre. Siempre. Siempre…